martes, 23 de diciembre de 2014
CAPITULO 32
Juana está en la cocina cuando entro. Apoyo mi bolso en la mesa y abro la puerta de la heladera con fuerza para agarrar agua.
—Bueno, hola sol —dice Juana sarcásticamente.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en el trabajo?
—Estoy trabajando en casa. Ey, tú realmente estás mal humorada. ¿Qué sucedió? —Ella se planta con las manos en sus caderas, el ceño fruncido y yo inmediatamente me siento mejor.
—Él solamente me irritó en el gimnasio. Pedro tiene unos celos enfermizos.
—¿Celos asustadores o celos sexys? —pregunta Juana con las cejas levantadas.
—Celos estúpidos. —Suspiro y me tiro en el sofá rojo de la sala de estar. Juana me sigue y se sienta en el sillón de frente a mí, el cuerpo apoyado sobre sus pies descalzos.
—Obviamente él está loco por ti.
Ella toma un sorbo de su propia agua. Yo levanto los hombros.
—Creo que sí. Soy novata en todo esto, Juana. No me gusta ser interrogada sobre las cosas que hago.
—¿No está siendo un imbécil controlador, no?
—No, pero tiene un estilo mandón. No de una manera mala. Sé que le gusto. Es dulce y gentil conmigo. Pero él se enredó con Gabriel —Pongo los ojos en blanco y tiro mi cabeza contra el almohadón.
—Tu cliente sexy. ¿Es modelo este Gabriel?
—Sí. Le expliqué a Pedro cuando nos encontró ayer en el estudio y hoy en el gimnasio…
—Ufff, me pregunto por qué. Ese chico está loco por ti.
Le hago un gesto de enfado.
—¡No lo está! ¡Él es solo un seductor! No comiences tú también.
—Nunca puedes reconocer a alguien que está interesado en ti, Pau.
—Pedro no tiene nada de qué preocuparse.
—Oh, yo sé eso. —Ella rechaza mis palabras con un gesto de su mano.
—¿Por qué él no lo entiende?
—Esto es nuevo para él también.
—¿De qué lado estás tú?
—Tuyo, querida. Siempre del tuyo. ¿Dónde está él?
—Fue a su casa a trabajar. Alguien lo llamó cuando estábamos entrenando.
—Tal vez puedas aprovechar tu día libre.
—Probablemente. Ey, ¿qué haces realmente aquí? Tienes trabajado bastante en casa últimamente. —Juana hace una mueca y se encoge de hombros.
—Trabajar en casa es tranquilo.
—Uh uh. No creo nada de lo que dices. —No está contándome la verdad.—Yo sé que no me estás contando todo, Juana Montgomery.
—Mi nuevo jefe es un palo en el culo.
Ella encoge los hombros de nuevo pero parece que está luchando contra las lágrimas. Alarmada, me siento en el sofá y agarro sus manos.
—¿Te ofendió?
—No, es solo un idiota condescendiente. —Ella encoge los hombros pero después cae en llanto. Puta mierda.
—Querida, ¿qué está sucediendo? —dejó caer la cabeza entre las manos y grita, sollozando.
—Tuve sexo con él. —Llora con las manos cubriéndose el rostro.
—¿Qué? —Me siento, mi boca abierta, asombrada. Juana tiene una política rigurosa de no tener sexo con los colegas del trabajo.
—La noche que tú trajiste a casa a Pedro la primera vez. —Recuerdo aquella noche cuando Juana fue directo para arriba sin venir a la cocina para conocer a Pedro.
—¿Cómo? Juana, esta no eres tú.
—Lo sé. —Se limpia los ojos y la nariz con la parte de atrás de su mano.
—Salimos a cenar con algunas personas de la oficina y yo había bebido mucho.
—Querida, ¿él está intentando perjudicarte en el trabajo?
—¡No! No, nada de eso. —Ella respira hondo y le entrego un pañuelo—. Solo es incómodo. Y no ayuda que sea absolutamente sexy. Casi tanto como Pedro. Ella me sonríe y mis hombros se relajan un poco.
—Guau, eso es muy sexy.
—Ya lo creo. —Mueve la cabeza y se pone triste nuevamente. Odio ver a Juana triste—. Y Pau, quedaría en shock al ver lo que él esconde debajo de esos trajes que usa para trabajar. Guau. Fue el mejor sexo de toda mi vida.
—Jules, ¿tú estás enamorada de ese hombre?
—Bueno, él estaba muy alterado cuando se despertó la mañana siguiente y yo me había ido.
—Ah, ¿entonces has hecho la famosa escapada post sexo mientras él estaba durmiendo?
—Exacto. No quería enfrentar la mierda de la mañana siguiente
—No es posible que te culpe por haberte ido. Pero si él quedó alterado por eso, tal vez realmente guste de ti.
—Eso no ayuda. Es imposible.
—Pero…
—No, no hay manera, Pau. Está resuelto. Voy a ir a la oficina eventualmente, sólo necesito de un tiempo para recuperarme. Tomé algunos días de vacaciones y voy a
trabajar en casa hasta estar en condiciones psicológicas para volver a verlo.
—Está bien. —Froto su brazo suavemente y me levanto—. Voy a tomar un baño.
Me llamas si necesitas algo.
—Gracias — me sonríe con tristeza—. Ah, ¿Pau?
—¿Sí?
—Los celos estúpidos son excitantes
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Me encantaron los 2 caps. Me mato de risa con los celos de Pedro. Y me fascina lo buena amiga que es Juana.
ResponderEliminarMe encantaron estos capítulos! amo el Pedro celoso! La van a tener q remar, no tienen experiencia con las relaciones!
ResponderEliminarMe encantaron los capítulos!! Me encanta el Pedro celoso y me parece que a Juana le llegó su Pedro jaja.
ResponderEliminarMe encantó,buenísimo!!!
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