lunes, 29 de diciembre de 2014

CAPITULO 46



Me despierto el sábado por la mañana en una cama vacía. 


Me siento y me estiro sobre el colchón, la suave sábana blanca se desliza por mi cuerpo desnudo cayendo en mi regazo. Agudizo el oído en la casa de Pedro, tratando de descubrir si consigo escucharlo en algún lugar, pero todo está tranquilo.


Paso mis manos sobre mi cara, y enseguida me doy cuenta de la taza de café con una rosa, junto con una nota.


Ah, no quiso despertarme. Tomo un trago de café. Todavía está caliente, por eso él no debe haber salido hace mucho. 


Huelo la rosa y abro la nota.



Trabajando esta mañana. Estoy en el escritorio del piso de abajo. Te amo. Pedro.


¿Escritorio? No me acuerdo de haber visto uno. Había una sala trancada, que en mi primera visita me dijo que era un depósito. Me pregunto si es allí. ¿Y si es, porque me dijo que era un depósito? Encojo los hombros y tomo más de mi café en la cama gigante.


Hoy está lloviendo y las grandes ventanas están cubiertas con gotas, haciendo algo borrosa la vista del mar agitado. Tomo la camisa que Pedro uso la noche anterior y me la pongo. Cuando bajo la escalera y estoy en el hall, la sala que Pedro dijo que era un depósito está abierta, y puedo escucharlo hablar por teléfono.


—Sí, ya vi los números esta mañana. Es una óptima noticia. Estoy feliz que estés satisfecho con ellos. No, no vamos a esperar por los números del lunes antes de tomar esa decisión. Ok, hablamos después de eso. —Termina la llamada, mientras yo entro en la sala.


—Entonces, no es un depósito. —Mira alrededor del escritorio y no puedo evitar imaginar que estoy en una película de su propia vida. Aquí es donde el guarda los recuerdos de sus películas. Hay posters de sus películas Nighwalker encuadradas y colgadas en las paredes. Hay premios y certificados, fotos con celebridades y personas importantes. Parece increíblemente joven en la mayoría de ellas. Miro a mi hombre sentando en su impresionante mesa. 


Él se inclina al frente vistiendo una camiseta blanca y jeans, observándome aprensivo.


—¿Qué? —pregunto e inclino mi cabeza para un lado.


—¿Estas muy enojada?


—¿Por qué mentiste sobre el cuarto?


—Sí.


—No.


—Oh. —Sus cejas se levantan y parece confundido.


—Sé porque tuviste que decirlo. ¿Hay más sorpresas por aquí? —pregunto, mientras me acerco a la mesa.


—No.


—Bueno.


Pedro se endereza y yo me siento en la mesa frente a él, apoyando mis pies en los brazos de su silla, él hace un movimiento rápido, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura y entierra su rostro en mi barriga. Llevo mis manos a su cabello y me inclino para besar su cabeza.


—Hueles tan bien —murmuro—. ¿Te bañaste sin mí?


—Sí, me levanté temprano. La mañana después de un estreno es siempre agitada.Además, quería llevarte el café.


Sonrío contra su cabeza.


—Gracias por el café.


—El placer es todo mío.


Su teléfono suena. Él se inclina para atrás y atiende la llamada, manteniendo un brazo alrededor de mi cintura.


—Alfonso —Su voz es corta y profesional, y sonrío para él.


—Hey, Channig, gracias por devolverme la llamada. Solo quería decirte que vi la película ayer por la noche. Hiciste un trabajo fantástico. —Escucha por un momento y después ríe—. Lo sé. Estoy feliz de que sobrevivieras. ¿Cómo está tu linda esposa? Bueno. Hey, tengo otro proyecto que estoy mirando para el año que viene, ¿te puedo enviar el guion? Es muy bueno.


Pedro pasa su mano por mi barriga y yo apenas puedo escuchar a Channing…


¡Channing maravilloso Tatum! Hablando. Del. Otro. Lado.


—Ok, te lo envió la próxima semana. Aprovecha tu fin de semana, te lo mereces.Chao.


—Parece feliz —murmuro.


—Debería, los números son muy buenos.


—¿Mencioné anoche lo orgullosa que estoy de tu trabajo?


—Hablaste. Particularmente me gusto escucharte, cuando estabas desnuda. —Me guiña el ojo y le respondo con una carcajada.


—También me gusto esa parte.


—La verdad… —Sostiene mi coño en sus manos y me jala con fuerza hasta su cuerpo—. No tienes permiso de usar esta camiseta.


—Dios mío, tengo que parar de hacer eso.


—Lo sé. Vas a ver ahora lo que pasa cuando usas mis camisetas.


—Pero me gustan tus camisetas. —Le ofrezco el piquito de mis labios.


—Me gusta hacer esto. —Lentamente desabotona cada botón hasta quitarme la suave camisa, dejándola caer sobre la mesa detrás de mí. Inhala bruscamente, sus ojos al nivel de mis senos, y recorre mi cuerpo con sus bellos ojos azules, como si estuviese comiéndome viva con su mirada.


—Dulce madre de Dios, eres tan linda. —Se inclina y frota la punta de su nariz contra mi pezón derecho, levantando la punta mientras me retuerzo—. Adoro la manera en como tu lindo cuerpo me responde.


Le da la misma atención a mi pezón izquierdo, y gimo bajito. 


Está sentando en esa silla, completamente vestido, y yo estoy a punto de correrme con su nariz. Increíble.


Me mira, mientras lleva un pezón a la boca y chupa, enseguida lame y besa todo el camino en mi pecho hacia el otro seno y hace lo mismo. Sus manos están acariciando mi trasero.


—Inclínate para atrás, apoyada en tus manos, bebé.


Hago lo que pide y el besa el piercing de mi barriga.


—Esto es tan jodidamente sexy. ¿Hace cuánto tiempo lo tienes?


—Me lo hice cuando cumplí dieciocho años.


—Es sexy. —Lo besa nuevamente y traza el camino hasta mi tatuaje.


Abruptamente, me empuja para el borde de la mesa haciéndome inclinar para atrás en mis codos, exponiéndome a él. Coloca un beso en las letras oscuras.


—¡No te acuestes! Quiero que veas. —Joder. Esa es la cosa más sexy que me ha dicho.


—Está bien. —Mi voz es pesada, con necesidad y sonríe para mi, sus ojos azules fijos en mí.


Se inclina para abajo y con apenas la punta de su lengua lame mi clítoris, va hasta mi entrada y regresa nuevamente, y entonces lleva su boca directa sobre mi clítoris, moviendo su lengua más y más, y entonces chupa profundamente. Lanzo mi cabeza para atrás y grito su nombre en voz alta y, enseguida levanta la cabeza para continuar observando. Es tan agradable ver su boca en mí. Mueve una mano alrededor de mi trasero, en mi muslo y desliza un dedo dentro de mí.


Levanto mi cuerpo de la mesa, mis pies están en los brazos en la silla, me sostiene firmemente contra su boca. Su lengua se desliza para atrás y para el frente sobre mi clítoris, y el dedo continúa trabajando dentro de mí. Sus profundos ojos azules están en mí, cuando gozo, gritando. Deja varios besos en mi centro y saca el dedo de mi núcleo.


—Dios, tienes un gusto tan bueno. Te quiero todo el tiempo, Pau. No me canso de ti.


—¡Dentro de mí! ¡Ahora! —Estoy sin aliento y lo necesito.


Se levanta y se baja los pantalones hasta sus muslos.


—Envuelve tus piernas en mis caderas, bebé.


Me llena mientras lo rodeo con mis piernas, inclinándose para besarme, y agarrando el extremo de la mesa con la mano, mientras me llena implacablemente.


—Oh, Dios. —Mis manos están en su trasero, jalándolo más fuerte. Siento él orgasmo llegando.


—Vente para mí, linda —susurra en mi oído y esa voz sensual me envía al borde, en otro clímax increíble, que me hace hundir mis pies en su trasero.


—Cristo, Pau—Él tiembla cuando se corre dentro de mí, dándome varios besos en mi rostro.


—Realmente recomiendo el sexo en la mesa de trabajo —murmuro y sonrío perezosamente.


Él ríe y me jala para arriba, para sentarme.


—Sí, vamos a hacer esto muchas veces.


CAPITULO 45




-Cuatro entradas para Rough Shot, por favor. — Entrego mi tarjeta para a chica en la taquilla del cine y sonrío para ella. 


Llegamos temprano, queremos tomar los lugares de la parte de atrás, para que podamos quedarnos al margen y salir después que todos lo hagan.


—Esta es la maldita última vez que pagas cualquier cosa para mí en cualquier lugar —gruñe Pedro detrás de mí. Juana y Agustin ríen y apenas puedo sonreír. Compramos dos paquetes de palomitas de maíz extra grande y vasos de refrescos para acompañar y nos sentamos en nuestros lugares. A pesar de que llegamos más de treinta minutos antes, estoy sorprendida por ver tantas personas sentadas en el cine.


Subimos hasta la última fila de sillas, y Juana y yo nos sentamos en el medio, con los chicos en las puntas. Pedro pasa las dos manos por sus piernas y respira profundo.


—¿Estas nervioso? —susurro a su oído.


Él sonríe para y me besa en la frente.


—Un poco.


—¿Ves tus películas? —pregunto.


—Sí, acostumbro esperar que pase el fin de semana de estreno, para ver lo que está diciendo el público. Quedo estresado ese fin de semana, y normalmente me mantengo ocupado.


—Estoy contenta de que viniéramos. Es emocionante.


Él ríe y toma un poco de las palomitas de maíz.


—Yo también. Espero que te guste.


—La voy a amar.


El cine se llena rápidamente y, finalmente, las luces se apagan y los tráilers comienzan. Estoy sorprendida al ver que dos de las cinco películas que pasan, nombran de productor a Pedro Alfonso.


Lo miro, asombrada, y él sonríe para mí. Balanceo mi cabeza y empujo unas palomitas de maíz en su boca, haciéndolo reír. 


Estoy animada cuando Rough Shot comienza, y me quiero levantar y aplaudir cuando el nombre de Pedro aparece en la pantalla durante los créditos iniciales.


En vez de eso, lo beso profundamente y le doy una sonrisa ridículamente orgullosa.


Es difícil decir, pero creo que él realmente se sonroja. La película es fantástica.


Cuando Channing Tatum aparece caminando en la pantalla, casi completamente desnudo, Juana y yo nos miramos y comenzamos a reír. No conseguimos aguantarnos. Pedro me lanza palomitas, molesto conmigo. Es una película con un ritmo acelerado de dos horas, que te mantiene en la punta de la silla hasta el final para descubrir quién es el asesino.


De hecho hay mucha acción y cosas explotando. Hay también una escena de amor intensa entre Channing y la protagonista, y no puedo evitar ver la escena desde un punto de vista clínico, sabiendo que Channing está casado en la vida real,preguntándome como se siente su esposa al ver escenas como esa. También estoy increíblemente feliz porque Pedro escogió un papel diferente en el cine.


Una escena particularmente sangrienta, hizo que tanto Juana como yo nos moviéramos en nuestros asientos.


—¿Oh, Dios, realmente…? —Llevo mi mano contra mi boca, cuando me doy cuenta que dije eso en voz alta, Agustin y Pedro comienzan a reírse de nosotras.


Cuando los créditos finales aparecen en la pantalla, no consigo parar de sonreír.


Aplaudo, discretamente, cuando el nombre de Pedro aparece de nuevo y él sonríe para mí.


Esperamos hasta que todos salen del lugar, para dejar el cine.


 Mientras esperamos, envuelvo mis brazos alrededor de Pedro y lo sostengo apretando, enterrando mi cara en su pecho e inhalando su olor sexy. Inclino la cabeza para mirarlo, directamente a sus brillantes ojos azules.


—La adore. Estoy tan orgullosa de ti. Haremos esto para cada película. Quiero toda la programación.


Él pasa los dedos por mi cara y sonríe dulcemente.


—Voy a conseguirla para ti —me besa suavemente.


—¿Hum, Pau? Este es un encuentro doble. Para de darle toda la atención a tu novio famoso súper espectacular, por favor. —Me rio y miro a Juana.


—Apenas estoy apreciando su arte —respondo.


—Agradécele en privado. Vamos, vamos. —Salimos del cine, con Juana y Agustin al frente. Vamos detrás de ellos pero Pedro me sostiene por el codo, parándome. Me volteo para que él me bese nuevamente, esta vez, apasionadamente. 


Él retrocede e inclina su frente contra la mía.


—¿Qué? —pregunto.


—Gracias por esta noche. Te amo, bebé.


—Yo también te amo.



***


Todos decidimos continuar la fiesta y resolvemos beber alguna cosa en algún bar.


Acabamos yendo hasta el Swell Celtic, y comienzo a sonreír cuando me acuerdo de la primera vez que Pedro y yo vinimos aquí, la primera vez que acepte salir con él.


Como si fuese una vida atrás. El bar está lleno, con los habitantes locales, y nadie nos presta atención cuando conseguimos una mesa en la parte de atrás del bar.


—Aquí hacen unos margaritas muy buenos —comenta Pedro y sonríe para mí.


¡También se acuerda! Sonrío y balanceo la cabeza, y todos decidimos continuar con las margaritas. Pedro pide la mía de la manera que me gusta.


—Entonces, Paula—Tomo un trago de mi delicioso margarita—. ¿Qué te pareció la película?


—Fue excelente, como imagine que sería. ¿Y a ti?


—Obviamente, siendo parcial, realmente me gusto. Excepto por las partes sangrientas.


—¿Si, qué diablos hay entre los chicos y la sangre? —Juana levanta su nariz.


—Soy un hombre. Me gusta la sangre. —Agustin golpea con el puño en su pecho y rompemos en carcajadas.


—Me gusto principalmente la parte Channing Tatum desnudo, es siempre agradable a los ojos —comento.


Los ojos de Juana se abren y nos miramos una a la otra. Pedro me da un codazo, mientras Agustin mira a Juana, y yo me rio.


—Creo que tiene un suceso en sus manos, señor. —Doy un beso suave en su rostro Pedro me da una sexy media sonrisa.


—Estoy feliz que les gusto a todos.


—¿Y qué piensas tú? —pregunta Juana.


—Estoy contento por como quedo. Creo que el elenco y el equipo hicieron un buen trabajo, y la película fue divertida. Y al público parece gustarle.


Sé que estoy con una sonrisa estúpida en mi cara cuando habla, pero no puedo evitarlo.


—¿Qué? —me pregunta.


—Solo creo que eres genial. —Encojo los hombros.


—Eres genial también.


—Oh, lo sé. —Tomo un trago de mi bebida y le guiño a Agustin, que se ríe de nosotros dos.


—¿En que estas trabajando ahora? —pregunto.


—Apenas comencé las conversaciones con un estudio, sobre otra película de Marvel, que debe salir el próximo verano. La película en que estaba trabajando antes del viaje a Tahiti es una comedia romántica con Anne Hathaway, que será lanzada en la primavera.


Escucharlo hablar sobre su trabajo es tan… sexy. Paso mis dedos por su pierna mientras habla. Agarra mi mano y la lleva hasta su boca besando mis dedos, enseguida coloca sus manos en su regazo.


—Antes que se me olvide. —Pedro toma un gran trago de su bebida—. Mi padre está preparando una gran fiesta sorpresa para el sábado por la noche, para celebrar su aniversario de bodas. Juana, tú y tu familia están invitados a la fiesta.


Sonrío para él, me encanta que quiera a mi familia en la fiesta de su padre.


—¡Oh, que divertido! Voy a avisarles sobre la fiesta. ¿Será en traje formal? —pregunta Juana.


—Sí, mi padre va con todo en esta fiesta. Es su trigésimo quinto aniversario.


—Wow. —Tomo un trago de mi bebida. Treinta y cinco años.


—¿Qué? —Pedro me mira y trago en seco.


—Eso es un largo tiempo. —Encojo los hombros.


—Mis padres están casados hace cuarenta años —agrega Juana.


—¿Tus padres están todavía juntos, Agustin? —pregunto.


—No, mi padre me crio. Él fue un padre soltero.


—¿Puedo ayudar con la fiesta? —le pregunto a Pedro.


Él sonríe calurosamente y me besa en la frente.


—No es necesario, estoy casi seguro que mi padre y Samy tienen todo organizado. Solo tienes que acompañarme.


—¿Entonces, soy apenas un pedazo dulce en tu brazo para que te puedas apoyar, es eso? —Arrugo la frente, como si estuviese ofendida y Pedro ríe.


—Oh, eres mucho más de que un brazo dulce para apoyarme, bebé. —Él me besa suavemente, y Juana hace sonido de vomito, mientras Agustin se ríe.


—Es mejor salir, mientras todavía podemos separarlos —dice Juana y llama al camarero para que traiga la cuenta.