—Paula, pasé unos momentos muy lindos esta noche. Sé que mi marido va a adorar esas fotos. —Darla me sonríe y da un abrazo antes de dejar el estudio.
—Él va a quedar con la boca abierta cuando las vea. Te lo garantizo.
—Tal vez podamos venir en algún momento antes de nuestras vacaciones y hacer una sesión de pareja. Parece que tendremos bastante diversión.
Darla cuelga su mochila negra en su hombro.
—¡Me va a encantar! Me avisas cuándo te gustaría venir.
Le digo adiós con la mano a Darla y comienzo la limpieza de nuestra sesión boudoir4. Darla es muy divertida, bonita y seductora y también tuvo algunas grandes ideas.
Encuentro una lencería que tendrá que ir para la lavadora y empujo los muebles de vuelta a su lugar, apagando las luces brillantes de la fotografía cuando mi teléfono suena con un nuevo mensaje.
Mi corazón salta y espero que sea de Pedro. Él me dejó en casa después de nuestro almuerzo y dijo que tenía un trabajo en casa para hacer, lo que fue bueno, porque necesitaba buscar alguna ropa y trabajar un poco. Pero siento la falta de él y el pensamiento de no verlo hasta mañana a la mañana, cuando vaya al gimnasio con él «lo que me aterra», es un pensamiento deprimente.
¿Ya terminaste con tu sesión, bebé?
Adoro cuando me llama bebé.
Acabo de terminar, estoy entrando en casa. ¿Qué estás haciendo tú?
Cierro el estudio y salgo en dirección a casa. Ahora, cuando el sol se pone, hace mucho frío, entonces abrazo mi abrigo cuando atravieso el patio. Juana dejó una luz de la cocina encendida para mí y abro la heladera para agarrar una botella de agua y un puñado de uvas antes de continuar para mi habitación.
Cuando subo las escaleras, oigo a Adele cantando e imagino que está viniendo del cuarto de Juana. Voy hasta mi propio cuarto y me detengo. Puta mierda.
La música está viniendo de mi cuarto y veo a Pedro sentado en mi cama, descalzo, con un short de básquet negro y una remera negra. Está frunciendo su frente delante de su laptop y mordiendo su dedo pulgar.
—Entonces, es esto lo que estás haciendo.
Él sonríe y me mira cuando escucha mi voz.
—Espero que no te importe, Juana me dejó entrar. Pensé que podría quedarme aquí.
Voy hasta la cama y me siento a su lado, ofreciéndole mi última uva.
—No me importa. Estaba pensando en ti.
—¿Estabas pensando en mí?
—Sí.
Cierra su computadora y lo coloca en el suelo y se recuesta nuevamente. Yo me siento en su regazo.
—Tenía miedo que pensaras que estoy siendo presuntuoso. —Percibo la sonrisa en su voz cuando besa mi cabeza y yo le acaricio el pecho. Es tan bueno verlo y tocarlo.
—Estás siendo presuntuoso pero no me importa.
—Te extrañé hoy.
Me alejo y paso mi mano por su cara.
—Me has visto en el almuerzo.
—Lo sé. Pero eso fue hace unas cuantas horas atrás. No consigo tener suficiente de ti, bebé.
—¿Te vas a quedar esta noche? —pregunto sin aliento.
—Si me dejas, sí.
—Bien.
Me aproximo y beso la comisura de su boca, el mentón, la nariz, mientras paso mis dedos por su suave cabello. Sus bellos ojos están fijos en los míos y pacientemente me deja tocarlo y besarlo.
Sus manos acarician suaves mi espalda y el deseo comienza a surgir dentro de mí.
Agarro el borde de su camiseta y me inclino para poder sacarla por su cabeza.
—Amo tu cuerpo —murmuro mientras paso mis manos sobre sus hombros, su pecho y agarro sus brazos, las llevo hasta mi trasero y lo aprieta con sus manos.
—¿Lo amas?
—Hmmm… —Beso su cuello y susurro en su oído—. Eres malditamente caliente.
—Jesús, bebé, te quiero a ti. —Me siento poderosa y sexy sabiendo que consigo dejarlo loco con solo mi contacto y quiero que estemos desnudos los dos. Ahora.
—Soy tuya, Pedro.
Sus ojos arden.
—Joder, ten por seguro que eres mía.
Hace un trabajo rápido con mi abrigo y mi sostén y entonces me empuja de vuelta a la cama para poder arrancar mis pantalones y mis bragas. Ahora su boca está en mí, en mis pechos, mi cuello, mis caderas. Mis manos en su cabello, mientras él se arranca sus shorts y su bóxer, arrojándolos al suelo.
—Oh Pedro—Mi sangre está vibrando y tengo que tenerlo dentro de mí.
—Sí, querida, ¿qué necesitas?
—A ti. Dentro de mí. Ahora. —Sonríe contra mi estómago y lame mi piercing con su lengua.
—Todavía no.
Gimo y froto mis caderas contra él.
—Aún no bebé. —Él detiene mis caderas con las manos y levanta mi tronco, inclinándose sobre mí. Me besa profundamente, lentamente, su lengua haciendo cosas increíblemente deliciosas en mi boca.
Su mano es fuerte, acariciándome de arriba abajo y tomo su rostro en mis manos y devuelvo su beso con igual ardor. Suspiro cuando sus dedos encuentran mi pezón y tira fuerte, enviando temblores de placer hasta mi ingle. No puedo evitarlo y continuo frotando mis caderas y llevo mis manos hacia abajo para apretar su trasero y empujándolo contra mí.
—Joder Pau, eres tan linda. —Su boca está yendo hacia mi garganta. Pasa la mano en mi espalda, mi trasero y levanta mi pierna, abriéndome para él. Empuja hacia adelante y lentamente desliza la punta de su pene dentro de mí.
—Oh Dios, sí.
—¿Esto es lo que tú quieres?
—¡Sí! —Envuelvo mis brazos alrededor de él, tirándolo hacia mí. De pronto, se da la vuelta, lo empujo con mi pierna y él se hunde todo dentro de mí. Froto mis caderas y él gime, sus labios en los míos, sus codos a los costados de mi cabeza y las manos enterradas en mi cabello. Agarro su trasero con mis manos, pero él se detiene abruptamente y me mira, estrechando sus ojos azules, la mirada en su rostro absolutamente seria y casi reverente.
—¿Qué sucede? —pregunto sin aliento.
Niega con la cabeza y cierra los ojos como si estuviese con dolor y una sensación de pánico perfora mi corazón.
—¿Qué es? —acaricio su mejilla.
—Yo solo… —abre nuevamente los ojos, atrapándome con su intensa mirada y comienza a mover sus caderas, otra vez, golpeando dentro y fuera de mí como si el deseo lo estuviera empujando.
—Tú me haces sentir tan bien, bebé.
Suelto un gemido y muevo mis caderas, encontrando su ritmo y entonces se coloca de espaldas, llevándome con él sin romper nuestro precioso contacto. Llevo mis brazos alrededor de su cuello y apoyo los pies al lado de sus caderas y me lleva para arriba y para abajo sobre su erección, con las manos firmemente plantadas en mi culo. Siento la familiar rigidez de mi cuerpo, cuando mi orgasmo se aproxima y él también debe sentirlo porque aumenta el ritmo y me empuja más fuerte.
—Entrégate, bebé… Vamos, linda… Córrete para mí. —Gozo completamente exhausta. Me empuja para abajo una vez más y él también se corre pronunciando mi nombre.
***.
—Te has vuelto bastante insaciable desde que te conocí, Paula.
No puedo parar de reírme.
—Sí, te estoy usando para mi placer.
—¡Ya sabía! —Me hace cosquillas en mis costillas y me retuerzo en sus brazos girándome hacia él.
—¿Vas a patear mi trasero mañana en el gimnasio? —Deslizo mi dedo sobre su labio inferior.
—No, prefiero apretar tu trasero. —Sonrío y beso su mentón.
—Puedes hacer eso en cualquier momento, no necesitas llevarme al gimnasio para hacerlo.
—Va a ser divertido entrenarnos juntos.
—Ok.
—Confía en mí.
—Lo hago, implícitamente. —La honestidad en mi voz es absoluta. Confío en él y esto me llena con un calor que no sentía desde que mis padres murieron.
Pedro besa mi frente y me acerca a su pecho.
—Duerme, niña bonita.
4 Boudoir proviene del francés y significa “tocador” y antiguamente era la habitación donde las
damas se arreglaban y se empolvaban. Hoy en día la fotografía Boudoir puede tener muchos estilos
y sugiere imágenes muy diferentes. Es sinónimo de imágenes sensuales y elegantes que revelan la
belleza de la mujer. Es el arte de fotografiar el cuerpo y la personalidad mostrando el lado más
femenino, creando imágenes en las que la mujer pueda ver reflejada su belleza, al mismo tiempo de
ofrecerle una experiencia divertida, refrescante y sexy.