domingo, 21 de diciembre de 2014

CAPITULO 27




Hay días en que el trabajo fluye. Hoy, felizmente, es uno de esos días. Fue difícil salir de la cama de Pedro esta mañana, pero estoy más feliz porque fui a hacer yoga.


Tuve un desayuno tranquilo con Juana, donde conversamos sobre los eventos del fin de semana y conseguí llegar a tiempo para mi sesión de las 11 de la mañana.


Gabriel es un chico sexy de 21 años, con gran potencial para ser modelo. Él tiene el cuerpo y el rostro para eso, me contrató para ayudarlo a reforzar su portafolio.


Acostumbro trabajar más con mujeres o parejas, pero Gabriel es profesional y quiere triunfar, y apenas no consigo decirle que no.


Sin mencionar que es alto, moreno y extremadamente atractivo. No es una mala manera de pasar algunas horas del día. Nos divertimos bastante durante toda la mañana. Gabriel tiene fácilmente más de 1.90m y tiene un cuerpo todo trabajado. No muy diferente de Pedro, trato de concentrarme en el trabajo.


Mientras que Pedro es bronceado y dorado, Gabriel tiene ojos y cabellos oscuros con un toque bronceado y una sombra de barba en una mandíbula esculpida. Él usa unos bóxers increíblemente pequeños, que cubren lo esencial y esta enrollado de la cintura para abajo en una sábana de satín blanco.


—Eres buena en esto Paula. No parece que estoy trabajando.


—Gracias. —Levanto mi cámara hasta mi ojo y comienzo a sacar fotos—. Estas sesiones deben ser divertidas.


—¿Eres soltera? —Pregunta y le ofrece a la cámara una sonrisa medio sexy.


—Uh, no. —Arrugo la frente para él—. No coquetees,Gabriel.


—Disculpa, no consigo resistirme. Estoy en la cama casi desnudo y una bella mujer está sacándome fotos.


Sonrío y cambio la tarjeta de memoria.


¡Hombre, está caliente aquí! Me quito la chaqueta, quedando con el top negro de yoga. Voy hasta el baño, cambio los pantalones de yoga, por unos shorts. Recojo mi cabello y me quito los zapatos.


—Ok, Gabriel, de regreso a la cama.


—¿Cómo puedo resistir eso? — ¡Él es un rompe corazones! Sube de vuelta a la cama y coloca la sabana en sus caderas.


—Ok, de espalda, con un brazo sobre la cabeza. Bueno, no te muevas. —Subo en la cama y encaro sus piernas, con mis pies, estoy de pie sobre él—. Esta va a ser una gran foto. —Estoy sacando varias, satisfecha con las imágenes que estoy
consiguiendo.


—¿Puedo estar serio en algunas?


—Claro, nada de aquella sonrisa sexy. ¡Perfecto!
Click, Click, Click.


Voy por su cuerpo concentrándome en su rostro. Y casi pierdo el equilibrio, me sostiene con la mano alrededor de mis piernas.


—¡Uff ! Gracias.


Me rio y continúo a sacando fotos de su rostro, mientras él mantiene una mano atrás de la cabeza y la otra mano apoyada en mi pierna para mantenerme derecha.


—¿Qué diablos está pasando?


Gabriel y yo brincamos, asustados con el grito de rabia viniendo de la puerta de enfrente.


—¡Pedro! ¡Me asustaste!


Gabriel libera inmediatamente mi pierna, evaluando la situación y el riesgo de ser golpeado en cualquier momento.


—¡Que mierda es esa, Paula!


—¡Para de gritarme! —Salto de la cama y acomodo mi cámara —Gabriel, puedes ir adelantando, vístete. Terminamos aquí.


Gabriel salta fuera de la cama, dejando la sabana caer y desvío mis ojos. Él camina claramente hacia el baño, para vestirse.


—¿Cuál es tú problema? —Le pregunto a Pedro.


—¿Cuál crees? ¡Estabas en la cama con un hombre desnudo y su mano estaba sobre ti!


Tomo una respiración profunda


—Él no estaba desnudo, Pedro. Yo no estoy desnuda.


—Suficientemente cerca de eso. —Responde.


—Hey, por eso te dije que no te alteraras cuando te mostré el estudio.


—No me dijiste que trabajabas con hombres jóvenes desnudos. —Estaba enojado de nuevo.


—No lo hago normalmente. Él es un amigo de un amigo que necesita las fotos para su portafolio. No seas burro con los celos.


—Me dejaste creer que solo trabajabas con mujeres o parejas, Paula.


Pedro, ya te lo dije, es una excepción.


—No me gusta esto.


—No importa si te gusta o no.


Pedro me mira, como si me estuviera creciendo una segunda cabeza, y pasa las dos manos por su cabello.


Gabriel camina calmamente fuera del baño, totalmente vestido con jeans, camiseta y zapatos deportivos.


—Gracias una vez más, Paula. Fue un gran momento.
Sonrío calurosamente para él.


—De nada, y para mí también lo fue. Debo tener tus fotos listas y editadas esta semana.


Regreso a Pedro, encuentro sus ojos azules fríos fijados en mí. Él está muy enojado.


—¿Cuál es el problema, exactamente, estás loco? —pregunto, mientras regreso a la cama y comienzo a doblar las sabanas.


—Paula, entré en el estudio para encontrar a mi novia de pie con lo que sólo sería apropiado para dormir, sobre la cara de un hombre desnudo en una cama, y él tiene las manos en tu pierna desnuda. Entonces ¿por qué crees que estoy loco? —su voz subió varios niveles, yo estoy presa estúpidamente en una palabra.


—¿Novia?


Detiene su discurso y me mira.


—Sí, mi amor. Pensé que después de este fin de semana, eso estaría bien claro.


Oh. Wow.


—¿Estoy equivocado? —Su voz llena de calma es preocupante.


—Bien, no; creo que no había pensado en eso. —Termino de arreglar la cama y me volteo para mirarlo.


Pedro, este es mi trabajo.


—No me gusta eso.


—No es tu casa, para decirme que puedo o no hacer.


—No dije eso.


—Eso es lo que estas queriendo decir. Hago esto desde hace años. Nadie jamás paso esa línea. Recuerda, que te dije, no hago sexo aquí y no tengo relaciones sexuales con los clientes. ¿Jesús, tan poca fe tienes en mí?


—No, es solo que… —se pasa las manos por el cabello nuevamente y camina para atrás—. No estaba esperando sentirme de esta manera, cuando vi las manos de él en ti.


—¿Cómo te sentiste? —Inclino la cabeza, mi curiosidad aumentando.


—Como si pudiese matarlo —gruñe.


—Oh.


—Pau, piensa en cómo te sentirías, si tuviera que hacer una escena de amor en una película. Sería un trabajo para mí, y aun así tendría que agarrar a la otra mujer,besarla…


—Para allí. No quiero escuchar sobre eso.


—Es la misma cosa para mí.


Puta mierda.


Respiro profundo y me siento al lado de la cama, de repente cansada.


—Disculpa, no se me ocurrió. Bebé, no había tenido que explicar mis acciones a otro ser humano, en los últimos años.


—Lo sé.


—Estabas celoso.


—Celos es muy poco para definir lo que estaba sintiendo.


—No tienes motivo para estar celoso. Eres todo lo que veo, Pedro, aun cuando no estoy contigo.


Él cierra los ojos con fuerza, como si un gran peso fuera arrancado de sus hombros.


Está usando otra camiseta negra hoy, y jeans negros. Parece joven e increíblemente hermoso.


¡Y soy su novia!


Camino hasta él, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Él coloca sus brazos alrededor mío, uniendo sus dedos en mi espalda y apenas nos quedamos mirándonos por un minuto.


—Por favor, no estés enojado conmigo. —Susurro.


—No lo estoy.


—Lo estabas.


—Sí, estaba. —Besa mi frente—. ¿No tienes ropa aquí?


—Sí, hacía calor, entonces me la quite.


Estira los ojos de nuevo y ellos están fríos. Mierda.


—No te alteres de nuevo, eso pasa siempre, no importa a quien este fotografiando.No tengo aire acondicionado aquí.


—¿Por qué no?


—Bien, sinceramente, porque un cuerpo sudado es sexy en la foto.


—Ah. —Arruga la frente.


—Hey, para con eso. No tienes ningún motivo para estar celoso, cariño. —Llevo mis manos a su rostro, amando la aspereza de su barba contra ellas.


—Adoro cuando me llamas así. — Se inclina con mi toque y cierra los ojos.


—¿Te gusta?


—Sí, normalmente solo me llamas por mi nombre.


—¿Eres del tipo cariñoso, no?— Me paro en la punta de mis pies y beso sus labios suavemente y sus ojos se calientan.


—Obviamente, bebé.


—Adoro cuando me llamas bebé.


Ahora, sus ojos brillan como si fuese Navidad.


—¿Por qué?


—Nadie me llamo así antes. —Susurro.


Él suspira y me abraza.


—Me olvido que no tienes experiencia, cuando se trata de relaciones.


—Sí, entonces entiéndeme un poco. Tienes que hacer una curva de aprendizaje. — Le pellizco su prieto trasero y él se ríe.


—Ok, ok. Solo hazme un favor. —Esta serio de nuevo.


—¿Qué?


—Sin más hombres solteros. Por favor.


Hago una mueca y quiero discutir con él.


—Por favor, Paula. Por mí.


—¿Y si tenemos un acompañante en las sesiones?


—Habla conmigo antes de marcar otra sesión con un hombre soltero y discutiremos sobre eso. No me gusta sentirme así. Solo te estoy pidiendo que respetes como me siento.


Bien, cuando lo pone así…


—Ok, hablare contigo primero. —Es una concesión, pero no puedo evitar pensar sobre lo que dijo sobre las escenas de amor y sé que voy a enloquecer por los celos, si estuviese en esa posición.


—¿Tienes alguna escena de amor en tus películas?— Pregunto y observo su rostro.


—¿Por qué crees que a tu amiga le gusta mi trasero desnudo?— sonríe para mí.


—No quiero ver nunca esas películas, Pedro.


—Por mi está bien, bebé.


—Entonces, ¿soy tu novia, no?


—¡Absolutamente! —Me besa profundamente y me sostiene por los hombros.


Cuando se aleja, no aguanto las ganas de acariciar su cabello.


—Ok, vamos a almorzar. Esta discusión me dio hambre.


—Necesitas vestir algo decente en primer lugar




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