—Entonces, ¿cuál fue tu parte favorita del viaje hasta ahora? —le pregunto a Pedro,mientras llevo un pedazo de carne a mi boca. Me sorprendió con una cena en la orilla del mar en una pequeña isla privada. El resort nos llevó en un barco hasta el sitio, donde la pequeña mesa ya estaba lista, con las comidas y bebidas, la mesa y las sillas quedaban en la parte poco profunda del agua perfectamente clara y la arena blanca.
Esto casi rivaliza con la cena en el castillo, en la escala de romance.
—El snorkel de hoy fue divertido. —Toma un sorbo de vino y se encoje de hombros—. Mi parte favorita es estar aquí contigo.
Sacudo la cabeza y sonrío.
—Coqueto.
Ríe y continúa con su comida.
—¿Y tú? ¿Cuál es tu parte favorita?
—También me gustó el snorkel de hoy. Las olas fueron increíbles. Pero también me gustó mucho explorar la ciudad ayer. Gracias una vez más por la tobillera.
—Te queda hermosa.
—¿Qué haremos mañana? —pregunto. Mezo mis pies en el agua, hacia delante y hacia tras. Es una sensación deliciosa.
—Recuerdo que mencionaste algo sobre pasar un día entero en la cama.
—Ah. —Mis ojos se abren.
—Mañana estaremos en la mitad del viaje, parece una buena ocasión. —Levanta una ceja y sonrío.
—¡Podemos zambullirnos desnudos! Podemos asustar los peces.
—Y a nuestros vecinos. —Sonríe.
—No, la parte de atrás de nuestra sala es aislada. Ya verifiqué.
Me mira asustado y entonces explota en carcajadas. Sonrío con aire de suficiencia y bebo mi vino.
—Esto es hermoso. —Miro el agua y suspiro. El sol se está comenzando a poner, y terminamos nuestra comida—. ¿Te importa si tomo algunas fotos?
—Ve, cariño. —Sirve más vino en su copa, y se aleja para verme. Coloco la cinta de la cámara alrededor de mi cuello. No me gustaría dejarla caer en el agua, y me levanto, cruzando el agua baja. El agua está caliente alrededor de mis tobillos, la arena es suave, y la luz es perfecta. Tomo alrededor de cien fotos, del agua, de los árboles y de la pequeña isla en sí. Es una maravillosa isla tropical. Entonces volteo el lente hacia mi novio relajado y tomo algunas fotos, sin que se dé cuenta. Está mirando hacia el vino, su expresión pensativa.
Me mira y me da esa sonrisa medio sexy, él es perfecto.
Camisa blanca abierta, pantalones negros, cabello rubio y piel dorada, sentado relajadamente en una mesa romántica arreglada para dos personas, con una única rosa roja en un vaso. La vista es devastadora.
De repente, se levanta y camina en mi dirección, tomando la cámara de mí.
Envuelve el brazo alrededor de mi cuerpo, y atrae a su lado, volteando el lente hacia nosotros y toma unas fotos de nosotros dos. En los últimos tres días, cuando estábamos afuera, si estuviera con mi cámara, siempre le pedía a alguien para tomar una fotos de nosotros dos. Sí, estamos guardando muchos recuerdos, y eso me hace sonreír. Coloca la cinta de la cámara alrededor de mi cuello y besa mi frente.
—Gracias por la cena. Fue delicioso, y romántico.
—El placer fue mío.
—¿Cuándo nos vienen a buscar? —Corro mis manos hacia arriba y hacia abajo en su pecho, bajo su camisa abierta.
—Como en veinte minutos.
—Bien, vamos a dar un paseo alrededor de la isla. Es pequeña, debe llevar como diez minutos.
—Vamos. —Entrelaza sus dedos en los míos y partimos, caminando a través del agua en nuestros tobillos. Cuando volvimos, nuestro barco ya había regresado y nos esperaba. Subimos a bordo del pequeño barco y partimos por el agua oscura.
***
—¡Santa mierda! —Me inclino en la cama, apoyándome en mis codos, y miro en shock puro hacia Pedro, inclinando mis caderas hacia arriba, para que pueda enterrar su rostro en mi coño, lamiendo y jugando con mi clítoris.
—Buenos días, bebé —susurra contra mi núcleo y golpea mi punto más sensible.
—Oh, mi Dios. —Es todo lo que puedo decir, cuando me recuesto de nuevo en la cama. Siento su sonrisa y desliza dos dedos dentro de mí, haciendo un movimiento de "ven aquí" con los dedos y exploto. ¡Santa mierda! Me gusta demasiado, mientras continúa chupando mi clítoris y sacude los dedos dentro de mí, mis músculos estremeciéndose alrededor de él.
Por fin, besa mi tatuaje suavemente y viene besando todo el camino, hasta acostarse a mi lado, acariciando mi cabello.
—Buenos días —murmuro—. Esta no es una mala manera de despertar.
—Estoy feliz de que aproveches. —Me besa y mi gusto en su boca inflan mi libido nuevamente. Sorprendiéndolo, agarro sus hombros y lo empujo de vuelta a la cama, acostándome encima de él y descansando mi sexo sobre el suyo ya duro.
Jugando su propio juego, uno mis dedos a los suyos y empujo nuestras manos encima de su cabeza, sujetándolo.
—¿Qué quieres hacer conmigo? —Sonríe, sus ojos brillando de deseo. Muevo las caderas sobre él y exhala fuerte.
—Bueno, me inclino y muerdo su cuello suavemente—. Después de este fantástico despertar, creo que voy a follar contigo.
—¿Sí? —Empuja contra mis manos, pero lo sujeto con todas mis fuerzas. Los dos sabemos que puede fácilmente cambiar eso, pero entra en el juego—. No te lo voy a impedir, bebé.
Me inclino hacia al frente, hasta que siento la punta de su pene contra mi coño, y entonces me hundo de una vez, hasta que está enterrado dentro de mí.
—¡Joder! —susurra con los dientes apretados.
—Eres tan delicioso.
Comienzo a balancearme, lenta y superficialmente, provocándolo. Con cada movimiento descendiente, aprieto mis músculos a su alrededor, luego, cuando me levanto, lo suelto. Envuelvo mis labios en los suyos y lo provoco con la punta de mi nariz. Solo cuando creo que está listo para correrse, paso y suelto mis músculos.
—Oh, eres una provocadora. Debería azotarte.
—Tengo tus manos —respondo y comienzo a balancearme nuevamente.
—Entonces tú mandas. —Sus ojos se cierran y muerde su labio cuando aumento el ritmo y el placer simplemente se vuelve demasiado. Suelto sus manos y me siento, cabalgando rápido y duro.—Agarra la estructura de la cama. —Amo ser el jefe, sus ojos se dilatan todavía más. Cumple. De repente, ruedo fuera de él y lo sujeto en mi mano, llevándolo profundo en mi boca, chupando fuerte.
—¡Santa mierda! —Agarra mi cabeza, pero me aparto de su alcance y le lanzo una mala mirada.
—¡Manos. En. La. Cama!
Sonríe y obedece y retomo la dulce tortura, lamiendo toda la dulzura de su pene rígido, moviendo mis manos hacia arriba y hacia abajo en su erección, y llega en mi boca.
Cuando se relaja, beso todo su cuerpo hasta arriba, deleitándome y provocando su ombligo con mis dientes. Corro mis dedos por su cuerpo, y se retuerce y ríe. Beso su cuello, barbilla y finalmente planto un beso en su boca.
—Jesus, Pau, me vas a matar.
—Ah, pero que manera de morir.
Ríe y me besa con ternura, luego, se levanta abruptamente y me atrae hacia él, cargándome sobre su hombro desnudo.
—Tengo la mejor vista de tu trasero ahora, mi amor. —Le doy un golpe y el retribuye el favor en mi trasero.
—¿A dónde vamos?
—¡A zambullirnos desnudos! —¡Corre, corre! Conmigo sobre su hombro hasta la cubierta y baja las escaleras, que llevan al agua, y me tira directo. Golpeo la superficie caliente con un fuerte ruido sordo y me hundo. No es muy profundo, apenas seis metros y cuando saco el cabello mojado de mi rostro, miro a Pedro zambullirse de cabeza. Con gracia nada a mi encuentro y no puedo dejar de admirar la forma en cómo se mueven los músculos de su espalda.
—Oye. —Sonrío tímidamente, cuando me empuja abierta alrededor de él.
—Oye. —Sonríe y planta sus manos en mi cintura, luego, mi cabello juega en el aire, hasta caer de vuelta en el agua.
—Oh, ¡vamos a jugar! ¡Desnudos! —grito cuando vuelvo a la superficie y le salpico agua y también me salpica, haciéndome reír. Nada hacia mí de nuevo y trato de escapar rápidamente, pero me agarra y me lanza nuevamente al agua.
—¿Estas intentando ahogarme?
—Tal vez quería hacerte respiración boca a boca.
—¡No me tienes que matar para hacer eso!
—Prefiero garantizar que realmente lo necesitas. —Río y salpico agua nuevamente, apreciando la forma de su cuerpo desnudo en el agua transparente, reflejando perfectamente sus ojos azules.
—Dios, estás hermosa ahora —dice.
—Estaba pensando lo mismo. —Nado hasta él y me enrollo a su alrededor.
—Me gusta jugar contigo —dice y besa mi nariz.
—Yo también. Dentro y fuera de la cama. —Sonrío y se muerde el labio.
—Tengo que decir, esta mañana fue la primera vez para mí que alguien tomó el control.
—¿Y tuviste tu primera experiencia buena o mala? —Corro mis dedos por su cabello mojado. Amo la forma en que nuestros cuerpos desnudos quedan entrelazados en el agua pacífica y caliente.
—Definitivamente buena, aunque tengo que admitir que prefiero tener el control.
—Bueno, la variedad es la salsa de la vida. Me gusta sorprenderte de vez en cuando. —Beso su barbilla y ríe.
—Ninguna reclamo por aquí, bebé.
—Humm... Bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario