viernes, 19 de diciembre de 2014
CAPITULO 23
Me despierto sola en el sofá, una manta clara me cubre y todavía estoy desnuda después de hacer el amor con Pedro.
Mi piel se siente sensible y caliente sobre la manta. Podría enrollarme y dormir aquí toda la noche.
Wow. Nunca hice sexo tan gentil, dulce y amoroso antes, y tengo que admitir, hay mucho para decir sobre eso.
Me siento y comienzo a mirar alrededor de la sala. Está oscuro afuera, me sorprende. ¿Cuánto tiempo dormí?
Aromas celestiales vienen de la cocina, pero Pedro no está allí.
Me pongo de pie y me envuelvo en la manta y salgo a buscarlo. Cuando camino en dirección a la cocina puedo escuchar a Pedro conversando. Está sentando en el sofá, hablando por teléfono.
Doy media vuelta, para ir al piso de arriba y tomar una ducha, dándole privacidad, entonces escucho mi nombre y no puedo evitarlo, me detengo para escuchar que está diciendo.
—Te va a gustar.
¿Sera que es alguien de su familia?
—No, Samantha, ella no es así. Ella es diferente. No la llevaría a casa de nuestros padres, si no fuera el caso. Solo quería avisarte antes de que la lleve conmigo mañana. Ya hable con nuestra mamá y ella está emocionada por conocerla. No seas una hermana protectora mañana. Por favor.
No puedo dejar de sonreír.
—Estoy hablando en serio, Samy. Trata de ser agradable. También te amo. Te veo mañana.
Él termina la llamada y pasa las manos sobre el cabello, se levanta y me ve en la puerta. Le ofrezco una pequeña sonrisa, saboreando su belleza con los cabellos desordenados, sus jeans desabotonados y camiseta blanca.
—¿Hermana sobreprotectora, huh?
—No tienes ni idea.
—Me puedo defender, Sr. Alfonso.
Él se acerca y abro la manta para que pueda deslizar sus brazos alrededor de mi cintura, y enrollo la manta en su cuerpo.
—Lo sé, ella es implacable. Samy y yo siempre fuimos cercanos, porque tenemos menos de dos años de diferencia. Ella tiene la idea fija de que necesita protegerme, por eso no te sorprenda si ella es un poco fría contigo mañana.
—¿Nunca le gustaron tus novias?
—Ella nunca conoció a nadie de mi pasado.
—¿Qué quieres decir?
—Nunca presente a nadie para mi familia antes.
—¿Por qué yo?
Él se inclina y me bess de aquella manera tan suave que tiene y suspiro.
—Debido a que no sabes quién soy. Estas sobre mi piel. Y no creo que algún día tenga suficiente de ti.
—Me gustaría conocerte mejor. —Susurro, intencionalmente no hablando como él.
—Idem, bebé.
—Me conoces mejor que nadie.
—Todavía hay mucho para saber. —Acaricia mi cabello, mi rostro y yo agarro sumano para besarla.
—¿Cuánto tiempo dormí?
—Apenas una hora.
—Huele bien aquí. —Él sonríe.
—¿Comida china suena bien para la cena?
—Mmm… parece genial. ¿Tengo tiempo para tomar una ducha rápida primero?
—Claro, querida. Toma una ducha y yo acabo de preparar la cena. —Él sale de la manta y me suelta.
—Me pudo acostumbrar a ser tratada así. —Bromeo.
Me alejo de él y subo las escaleras, cuando lo escucho murmurar:—Cuento con ello.
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