martes, 16 de diciembre de 2014

CAPITULO 15




¡Cómo es que no lo reconocí? Su cabello está más largo y ya tiene por lo menos cinco años más desde que salió su última película, entonces su cuerpo era más fuerte, es más mayor, pero ¿cómo no podría reconocer ese rostro bonito?


De repente, recuerdo nuestra conversación, cuando tomábamos las bebidas en la barra. Si tuviera que ver un tráiler de una película sobre vampiros una vez más, me mataría.


Oh Dios. ¿Podría ser más humillante? Pedro estrenó tres películas de vampiros, que no solo salieron bien, sino que se volvieron una sensación tan grande que no podías ir a cualquier parte sin ver noticias sobres las estrellas o mercancías de todos los tipos.


Solo pasé las últimas 48 horas enamorándome de un hombre que está completamente fuera de mi alcance. ¿Por qué él no me lo dijo? ¿Por qué me dejó contarle todos mis secretos y no me dijo nada de los suyos?



Estoy furiosa y voy hasta la bañera y abro el agua. Tengo que mejorarme para la hora de mi sesión. Tiemblo. El cliente de hoy es una pareja, voy a tener que tomar fotos íntimas, incentivarlos a amar al otro, ser romántica. Mierda.


Tomo una ducha rápidamente, pero dejo el agua chocar en mi rostro por aún más tiempo. Voy a estar horrible con los ojos rojos e hinchados.


Después de que estoy seca y vestida, seco mi cabello y lo agarro en un moño.


Examino mi rostro. Si, está rojo y mis ojos están hinchados. 


No me molesto con el maquillaje y rezo para que mis ojos se calmen durante los próximos treinta minutos. Solo tengo que pasar por esa sesión, entonces me puedo enrollar en una bola en mi cama durante días, si quisiera.


Solo tengo que aguantar dos horas y no pensar en Pedro


Espío con la cabeza fuera del baño, pero mi cuarto está vacío. 

Agradezco esta poca suerte. La pared al lado de la puerta, donde Pedro golpeó no tiene marcas. No golpeó tan duro.


Voy hasta al cuarto de huéspedes y me asomo por la esquina de la ventana. El auto de Pedro no está en la puerta del garaje. Se fue. En la planta baja, Juana todavía está en la cocina, una taza de café en la mano, con lágrimas en sus ojos.


—Paula, lo siento mucho.


Levanto mis manos en señal de rendición.


—No es tu culpa. No puedo hablar sobre esto ahora, Juana. 
Tengo una sesión en pocos minutos.


—Él está destruido, Pau.


—Solo detente.


—Tienes que hablar con él.


—¡Basta! Juana, no puedo hablar sobre esto.


Mi voz calla y respiro hondo, dispuesta a mantener las lágrimas dentro.


—Está bien, hablamos después de la sesión, entonces.


—¿No tienes que trabajar? —pregunto.


—Llamé. Me voy a quedar aquí contigo. —Me da una pequeña sonrisa.


—Te amo, Juana —Me dirijo a la salida, pero un pensamiento se me ocurre.


—¿Puedes hacerme un favor?


—Claro, ¿qué es querida?


—¿Puedes sacar mi ropa de cama y lavar todas mis ropas? —No podría sentir el olor después, cuando estuviera revolcándome en la autocompasión.


—Claro.


***


Fue la peor sesión de mi vida. Estaba dispersa, triste y molesta. La pareja era excelente, eran muy apasionados y sexys, sé que conseguí unas fotos excelentes, pero me sentí mal, no fue la sesión divertida que generalmente proporciono, por eso voy a pagar la tasa del período de sesiones. Es lo mínimo que puedo hacer.


Me cambio, vistiendo unos shorts caqui y una franela azul, agradeciendo al Señor por mi mejor amiga al ver mi cama con nuevas sábanas, limpias y sin su olor.


Mis músculos me recuerdan todas las actividades de anoche y esta mañana y cada vez que me estiraba, mi corazón se rompía un poco más. En la planta baja, agarro mi Iphone para revisar mensajes y llamadas, llené un vaso con té dulce del refrigerador y me uní a Juana en el patio.


—¿Cómo te fue? —pregunta.


—Difícil —respondo con un encogimiento de hombros y me hundo en la tumbona roja de la sala de estar.


—Lo siento mucho.


—Voy a devolverles su dinero, pero creo que aun así van a quedar felices con las fotos.


Agarro mi teléfono y tomo una respiración profunda.


—¿Estás segura de que deseas revisar eso? —pregunta Juana en la tumbona de al lado. Sus ojos están cerrados y está saboreando la luz del sol.


—Tengo que ver si tengo clientes buscándome. Voy a ignorarlo. —Me niego a decir su nombre en voz alta.


Tengo siete llamadas perdidas, mensajes de voz y cinco mensajes de texto. No hay absolutamente nada de Pedro, no puedo evitar sentirme decepcionada.


Dijo que no necesitaba esto, entonces eso significa que nosotros no éramos nada, ¿así de simple? Probablemente, sí.


Pedro Alfonso podía tener a cualquier persona, ¿por qué me quería? Apago el teléfono, dejándolo en la mesa al lado de mi bebida y empujo mis rodillas hasta mi barbilla, descansado mi cabeza y dejando que las lágrimas vengan con toda su
fuerza.


—Oh, querida, no llores. —Juana sube en mi tumbona conmigo y envolve sus brazos alrededor de mí.


—Me siento tan idiota —murmuro en su hombro.


—¿Realmente no sabías quien era él?


—No. Parece un poco diferente ahora —respondo defensivamente.


—Sí, lo está. Ha envejecido bastante.


Tiene una sonrisa en su voz y no puedo dejar de estar de acuerdo.


—Lo hizo. —Suspiro—. Claro, ahora veo eso. Debería haberlo descubierto pronto, cuando me ha asaltado en la playa.


—Tal vez estarías muy sorprendida.


—Lo creo, ¿pero qué disculpa tengo después de eso? Pasé casi dos días con el hombre, Juana.


—Oye, termina de culparte. Estabas viviendo un romance dulce con un hombre sexy durante dos días. Eso no es un crimen.


—Le dije muchas cosas. Le dije sobre mi madre y mi padre, la violación, todo.Hasta le mostré mi estudio.


Juana me mira con los ojos abiertos.


—Y tuvieron relaciones sexuales en tu propia cama.


—No me lo recuerdes.


—¿Cómo ha reaccionado a todo eso?


Me siento y tomo un trago de té.


—Parecía triste sobre la muerte de mis padres. La violación lo ha enfurecido, quería matar a aquel asqueroso. Parecía estar bien sobre el estudio y dijo que era sexy y talentosa.


—Bien, todo eso suena alentador.


—Y anoche fue solo… —¿Cómo lo describiría?—. Sorprendentemente y maravilloso. Ama mis curvas y cuando me toca, es solo… guau. —No puedo quitar la sonrisa de mis labios y Juana sonríe de vuelta.


—Lo hiciste con Pedro Alfonso.


Mi sonrisa se va.


—Lo siento, pero me diste cinco minutos para aprovechar eso. ¿Es tan caliente desnudo en la vida real, como en las películas?


—¿Estaba desnudo en la película?


—De atrás, sí. Es mi parte favorita.


Oh, definitivamente no me gusta que todos en Estados Unidos hayan visto el trasero de Pedro.


—Creo que el trasero es mejor en persona —respondo.


—¡Oh, me estas matando! —Juana suena como si tuviera 15 años de edad y sonrío—. Sabes, no ha hecho ninguna película desde Nightwalker, hace cinco años.


—¿Por qué?


—No lo sé. —Juana se encoge de hombros y sube a su tumbona, tomando un sorbo de mi té—. Dicen que una fan enloquecida invadió su casa y la destruyó.


Suspiro.


—¿Resultó herido?


—No, creo que no. Creo que no había nadie en la casa. ¿Pero quién sabe? Gran parte del material era del tabloide, ¿y cómo saber si es cierto? Escuché decir que solo dejó LA y paró de actuar. No tenía ni idea de que se había mudado para aquí.


—Es de aquí —le digo—. La familia vive por aquí.


—Ah, genial. —Juana me mira especulativamente—. ¿Estás segura de que todo está terminado con él,Pau? Deberías haberlo visto, después de que saliste corriendo esta mañana.


—¿Qué hizo?


—Bueno, tiene una boca muy sucia, pero tú también la tienes. Caminó y juró, traté de impedirlo correr detrás de ti, porque sabía que no sería el mejor camino para calmar las cosas.


—No, no quería verlo.


—Era un desastre. Está loco por ti. Creo que debes conocerlo como es realmente y darle una oportunidad.


Frunzo el ceño.


—Además, nunca te vi actuar de esta manera con ningún hombre antes. No desistas todavía.


—¡Me mintió y sabes cómo me siento sobre esto!


—Oh, Paula, por favor. ¿Has parado a pensar, como debe ser para él, tener a alguien cerca que no sabe quién es? ¿Qué no lo reconoce y comienza a gritar y hacerle preguntas estúpidas? Era solo un tipo normal, saliendo con una chica
normal. Tampoco me gustaría arruinar eso, si fuera él.


Pienso mucho sobre lo que Juana está diciendo y sí, tiene sentido.


—Aun así, podría habérmelo contado, por lo menos ayer. Ahora estoy de mal humor y no me importa.


—Tienes razón. Permítele disculparse. Quizás puedas conseguir buenas cosas. ¿Joyas? ¿Vino? ¿Flores?


Se ríe cuando le saco la lengua.


—Hoy no.


—No juegues con él, Pau.


Hago una nueva mueca.


—No estoy jugando. Hirió mis sentimientos. Solo quiero salir con mi mejor amiga hoy y hacer cosas de chicas. Además, cuando ha salido de mi cuarto, dijo que no necesitaba esto, entonces estoy asumiendo que no está interesado.


—Oh, él está interesado. —Asiente con su mano—. ¿Quieres ir a comprar? — pregunta.


—No. Irónicamente, quiero ir al cine. Pero nada en lo que este Pedro Alfonso.


—Está bien, no hay nada con el nombre de él de todas maneras. Creo que nos merecemos mantequilla extra en nuestras pochoclos.


—Y nada de refrescos dietéticos. Y como lo reconociste antes de mí, pagas tú.


Juana hace un puchero, mientras reunimos nuestras cosas y entramos al auto, para mirar una película, donde me puedo perder en la historia de otra persona por unas horas y pasar un tiempo con la única persona en el mundo que confío
completamente.





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